martes, 8 de diciembre de 2015

Regla de Oro

Trata a los demás como quieres que te traten”
En ese principio de conducta, hay dos cosas importantes: el trato que uno requiere de los demás y el trato que uno esta dispuesto a dar a los demás.
El deseo común es a recibir un trato sin violencia y a reclamar ayuda para mejorar la propia vida. Esto es válido aún entre los más grandes violentos y explotadores que piden la colaboración de otros para sus intereses injustos. El trato requerido es independiente del que se está dispuesto a dar a los demás.
Se suele tratar a los otros utilitariamente como se hace con los objetos, con las plantas y con los animales. No hablamos del trato exagerado y cruel porque, después de todo, no se destruye a los objetos que se desea utilizar. En todo caso, se cuida de ellos, siempre que rindan alguna utilidad hoy o mañana.
Sin embargo, hay algunos “otros”: son los llamados “seres queridos”, en los que su sufrimiento y su alegría nos produce fuertes conmociones. En ellos se reconoce algo de uno y se los tiende a tratar del modo en que se quisiera ser tratado. Hay pues una diferencia entre los seres queridos y aquellos otros en los que uno no se identifica.







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